12 de abril de 2013

¡Trapillo!

Debo reconocerlo: tengo poca paciencia para según qué cosas. Puedo enseñar cien veces el mismo punto sin perder los nervios ni la sonrisa; pero, cuando se trata de mis proyectos, quiero verlos acabados nada más empezar. Y creo que precisamente por eso me he enamorado del trapillo.
Coges el ganchillo (¡el súperganchillo!) y, en diez minutos, la labor ya es enorme. Se avanza rapidísimo y, si eres un poco habilidosa, en menos de una hora puedes tener un hermoso florero, una maceta, un bolso de mano o una alfombra. ¡Y eso me encanta! Aquí tenéis una pequeña muestra... ;)







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